martes, 19 de abril de 2011
Like a prayer
lunes, 18 de abril de 2011
Querer vivir

Jason Becker era un virtuoso de la guitarra. Fue autodidacta, ávido de conocimiento y hasta llegó a ser considerado un genio del instrumento de seis cuerdas.
Antes de cumplir 20 años de edad ya tenía dos discos en conjunto con otro guitarrista y un disco solista que le abrió las puertas para convertirlo en un músico muy cotizado en “el mundo de verdad” de la música. Todo era color de rosa para el músico estadounidense. El éxito parecía ser sú único destino, con el talento que lo caracterizaba y el nivel de los artistas que pedían sus servicios... todo parecía ir viento en popa en su aún corta vida.
En 1989, poco antes de cumplir las dos décadas de vida, le diagnosticaron esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad que atrofia o paraliza todos los músculos del cuerpo de forma progresiva hasta finalmente provocar la muerte. Según Wikipedia “cada año se producen unos 2 casos cada 100 000 habitantes”. ¿Conocen a Stephen Hawking? Bueno, él tiene esta misma enfermedad.
“Aunque los síntomas tempranos varían de un sujeto a otro, todos los pacientes suelen mostrar los siguientes trastornos: se les caen los objetos, tropiezan, sienten una fatiga inusual en brazos o piernas, muestran dificultad para hablar y sufren calambres musculares y tics nerviosos”. Patrick Aebischer y Ann C. Kato, "Combatir la esclerosis lateral amiotrófica", en revista Investigación y Ciencia, 2008.
Poco a poco Becker fue perdiendo la movilidad, primero de una mano, luego de la otra, luego de sus otra extremidades y finalmente de todo su cuerpo... Los médicos le dieron tres años de vida... hoy lleva 22 años de vivir con la enfermedad que le quitó la habilidad para tocar su anhelado instrumento.
Lo sorprendente de la historia de Jason comienza cuando lo único que puede mover son los ojos. Con ellos se comunica, su papá inventó un “abecedario” para entender sus señales oculares y así es como logra ser comprendido. Desde la silla donde está postrado ha compuesto discos completos y música para ballet que recientemente han sido llevadas a presentaciones en teatros.
Ahora, después de tan larga introducción, voy a lo que me motivó a escribir de este tipo ejemplar:
En las esquinas josefinas es tan común encontrarse a gente pidiendo plata que se declara incapaz de trabajar porque tienen media pierna amputada o porque “los asaltaron y los dejaron muy feos”. ¿Será posible?
Sé que posiblemente las condiciones económicas y el estilo de vida entre este tipo de mendigos y un guitarrista estadounidense sean muy diferentes entre sí, pero aún así no justifico esa forma de “echarse a morir”. Les dejo la historia de Becker, no hay mucho más de qué hablar, creo que por sí solo este tipo es una fuente de inspiración en cuanto a perseverancia y en cuanto a ganas de vivir. Si algún día se nos olvida por qué deberíamos estar agradecidos por nuestra salud, tal vez deberíamos pensar en gente como Jason Becker, que a pesar de todo sigue "en pie de lucha" (detesto la frase, pero vale).
El video acá abajo es de una entrevista del 2008 que resume la vida del músico:
Además el próximo año va a salir un documental sobre él que pinta muy bien:
Perpetual Burn: The Story of Jason Becker [2nd trailer] from Jason Becker: Perpetual Burn on Vimeo.
sábado, 9 de abril de 2011
Una nueva perspectiva

Con respecto a este tema creo que es importante destacar el trabajo realizado por Hans Rosling, profesor de Salud Internacional del Instituto Karolinska, y sus análisis sobre niveles de desarrollo basados en el estudio de diferentes índices y datos estadísticos. Una de las ideas más interesantes y revolucionarias tratadas por Rosling es la idea de diferenciar los niveles de desarrollo a la hora de comparar diferentes regiones del mundo. El mejor ejemplo de este concepto sería el comparar los niveles de desarrollo de regiones como Europa o América del Norte con aquellos de la mayoría de los países del África subsahariana.
Si nos remontamos 60 años en el tiempo y analizamos el nivel desarrollo económico, social y en calidad de vida que han tenido regiones como América del Norte y Europa desde 1950 hasta la actualidad, podemos ver que el típico país en estas partes del mundo ha logrado alcanzar algunos de los más altos niveles de desarrollo en el planeta.
Por otro lado, cuando pensamos en una región del planeta como el África subsahariana, tendemos a verla por el contrario como una región completamente estancada y olvidada, y la cual difícilmente ha logrado disfrutar de algún tipo de progreso significativo en las últimas décadas.
El percibir al África subsahariana de esta manera tiende a ser un error bastante común, pero el cual sin embargo, contribuye a crear una visión errada y completamente desactualizada de la realidad.
El principal error radica en el hecho de que tradicionalmente se tiende a comparar directamente el nivel de desarrollo que ha alcanzado Norte América y Europa en estos 60 años directamente con aquel alcanzado por África subsahariana durante el mismo período de tiempo. No parecemos notar sin embargo, que el nivel de desarrollo de estas regiones no se encontraba precisamente en el mismo punto hace 60 años.
Si analizamos las estadísticas relativas a esperanza de vida, tasa de mortalidad infantil, o el tamaño de las familias (la cantidad de hijos por mujer o tasa de fertilidad) para la década de 1950, podemos ver que el nivel de desarrollo de la mayoría de los países del África subsahariana es comparable no con el de Estados Unidos o Canadá en 1950, sino más bien con el de Europa en el siglo XVIII. Esto quiere decir que la expectativa de vida promedio en África subsahariana en 1950, la cual se asemejaba a los 35 años de edad, es una expectativa comparable a aquella del típico ciudadano europeo viviendo en el año 1700.
Por otro lado, si viajamos sesenta años en el tiempo hasta inicio del siglo XXI y analizamos los indicadores de esperanza de vida, tasa de mortalidad infantil o el tamaño de las familias, podes ver que para este momento el país promedio en África subsahariana ha logrado alcanzar un nivel del desarrollo similar al de Europa o América del Norte a principios del siglo XX. Es decir, la tasa de mortalidad infantil de países como Nigeria, Mali o Mozambique en el 2008, es muy similar a aquella de Irlanda, Suecia o Noruega en el año 1900; o bien el promedio de niños dados a luz por cada mujer para el año 2009 en países como Kenia, Senegal y Burundi, es muy similar al de Alemania, Holanda y Finlandia a principios de 1900.
Ahora bien, es cierto que dentro del mismo África subsahariana existen grandes asimetrías entre países, y que así como hay países que puede que se encuentren a una menor distancia promedio de las naciones más desarrollados del mundo, existen también otros cuyos indicadores los ubican en un nivel de desarrollo aproximado todavía mucho más lejano a los 100 años.
Pese a esto, si analizamos al África subsahariana como una región en general podemos ver que, por lo menos en lo que respecta a los indicadores anteriormente mencionados, en 60 años la gran mayoría de los países de esta región han logrado alcanzar un nivel de desarrollo, el cual le tomó a buena parte del mundo desarrollado en promedio casi unos 300 años en alcanzar.
Los motivos de este gran salto son múltiples y variados, y en general se deben a los increíbles avances tecnológicos y médicos realizados alrededor del mundo, los cuales se han propagado hasta algunas de las regiones más pobres del planeta permitiendo así grandes avances sobre todo en el campo médico y de salud. Por otro lado, se debe destacar el trabajo realizado por numerosas organizaciones no gubernamentales, gobiernos nacionales y diferentes organismos de las Naciones Unidas, los cuales han diseñado numerosos programas de vacunación, prevención y educación que le han permitido algunas de las regiones más pobres del mundo gozar de los últimos avances y desarrollos tecnológicos.
Lamentablemente, el pronóstico para la próxima década de buena parte de los países del África Subsahariana no se ve muy positivo. Esta región continúa presentando índices de pobreza, corrupción y desarrollo difícilmente comparables con alguna otra región en el mundo. La pobreza extrema, la cual afecta a la mayoría de los países de esta región, conlleva por sí sola toda una serie de amenazas que en muchos casos fuerzan al país a caer en un círculo vicioso del cual en muchas ocasiones se vuelve extremadamente difícil escapar. En lo que respecta a otros indicadores de desarrollo y calidad de vida como es el caso del ingreso per cápita o el índice de desigualdad social; parece haber inclusive claros indicios de que esta brecha con respecto al mundo desarrollado se ha ido ampliando.
No cabe ninguna duda de que África subsahariana continúa siendo todavía la región más pobre en el planeta, sin embargo, la idea de que ha sido una región completamente inmóvil y estancada en el pasado es un concepto completamente desactualizado y debe ser modificado.
Sin embargo, pese a este significativo avance, 100 años de rezago entre el nivel de desarrollo promedio en África subsahariana y aquel de los países más desarrollados del mundo sigue siendo todavía una distancia abismal, la cual representa verdaderos retos a la hora de intentar integrarse exitosamente a un mundo cada vez más globalizado y competitivo. Resta por verse todavía cómo se desempeñará esta región en las próximas décadas y si logrará hacer uso de las oportunidades ofrecidas por un mundo globalizado para finalmente poder cerrar esta brecha.