lunes, 4 de febrero de 2013

¿Por qué la música nos produce placer?

Leí un artículo muy interesante y luego pensé qué bonito sería compartirlo... luego me acordé de que teníamos este espacio y me dije: "Voy a ponerlo ahí".
Eso hice.
Es un copy-paste vulgar lo que van a ver, pero es interesante y breve. Además, incluyo una canción que me pone feliz cada vez que escucho.



Cuando escuchamos música en nuestro cerebro se libera dopamina, un neurotransmisor relacionado con el placer.


Hay ciertas melodías y canciones que cuando las escuchamos nos producen taquicardia, alegría e, incluso, nos ponen la piel de gallina. Estos cambios en nuestro organismo se deben a la liberación de dopamina, una molécula que participa en los llamados sistemas de recompensa. Se trata de un neurotransmisor que refuerza comportamientos que son indispensables para la supervivencia de la especie (alimentación, sexo), con el fin de que se repitan. Entonces, ¿por qué la música provoca la liberación de dopamina si la música no influye en la evolución de la especie? Probablemente, porque produce un sentimiento de bienestar, que también es necesario para la subsistencia.
A más placer más dopamina

El volumen de secreción de dopamina no es siempre el mismo, depende de varios factores, entre ellos de la intensidad de la emoción y el placer. Obviamente, no todas las canciones ni toda la música provoca una liberación similar de dopamina. Diversos estudios, entre ellos los llevados a cabo por el Instituto Neurológico de Montreal y el Hospital –La Neuro– en la Universidad McGill, han revelado, mediante complejas técnicas de imagen (tomografía por emisión de positrones y resonancia magnética funcional) que la liberación de dopamina es mayor cuando escuchamos música placentera que cuando escuchamos música neutra. Además, tal y como sucede con la comida o el sexo, existe un fenómeno de anticipación.

Anatomía cerebral de la música placentera

Hay dos sistemas neuroanatómicos involucrados en el placer que produce la música, por un lado los sistemas cognitivo y motor (corteza cerebral) y, por otro, el cerebro emocional, el sistema límbico. A nivel de la corteza cerebral destacan tres zonas anatómicas: córtex órbitofrontal, el córtex temporal superior y el cingulado anterior.

La dopamina se libera en el momento álgido de la melodía, es ese momento en el que un escalofrío recorre nuestro cuerpo. Se ha comprobado además que unos segundos antes se produce una descarga de dopamina relacionada con la anticipación.

En el momento de máximo placer se activa una zona del sistema límbico llamado núcleo accumbens que es inundado literalmente por dopamina. Esta zona es la responsable de la euforia. El núcleo accumbens juega un papel muy importante en la recompensa, la risa, el placer y la adicción. Es el lugar anatómico en el cual las drogas altamente adictivas (cocaína, anfetamina…) provocan un aumento de la liberación de dopamina.

Anatomía cerebral de la música desagradable

Pero, ¿y qué sucede cuándo se trata de una música que nos resulta desagradable? En lugar de activarse el núcleo accumbens se activa la amígdala cerebral y el giro parahipocampal. Esta región anatómica también está implicada en la música del suspense, por eso los pacientes que tienen esta zona lesionada no son capaces de reconocer señales de peligro a partir de la música.

En definitiva, el placer que nos produce la música se debe a la liberación de dopamina a nivel del núcleo accumbens, mientras que cuando la música nos resulta displacentera la zona que se activa es la amígdala cerebral, la cual también está implicada en reconocer la música relacionada con el peligro o suspense.

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